SOBRE ANCESTROS Y KARMAS – (PARTE 5) – TRILOGÍA DE LOS MUERTOS MAL ENTERRADOS

Por Mauro Baptista Vedia.

Queridos lectores, amigos, colegas, continúo con mis reflexiones sobre ancestros y genealogías. Sigue un pedazo de mi nueva obra, la tercera de la trilogía de Los Muertos Mal Enterrados.

Sinopsis:  “El realizador y director Mauro Vedia viaja a Buenos Aires a realizar y grabar unas entrevistas sobre la guerra del Paraguay. Recién llegado del aeropuerto, él y su equipo, la productora Karen y el director de fotografía Bruno, van a un gran teatro porteño, lugar de trabajo. Cansados del viaje, agotados por los protocolos pandémicos, esperan la llegada de los futuros entrevistados, en su mayoría historiadores, cuando de repente, aparece en el teatro vacío, una mujer del siglo XIX, Delfina de Vedia Mitre. ¿Es un fantasma, es una reencarnación, es una loca, es una actriz contratada? Ante la duda, Mauro decide entrevistarla.”

Delfina de Vedia Mitre, una mujer del siglo XIX entre guerras y poesía, entre batallas e historia

Drama histórico familiar

PERSONAJES

Mauro Vedia, alter ego del autor, realizador, director, uruguayo radicado en Sao Paulo.

Karen, productora y periodista nacida en Sao Paulo

Bruno, director de fotografia nacido em São Paulo, cineasta.

Delfina Maria Luisa de Vedia Pérez, poeta, traductora, periodista, (1819-1882), esposa de Bartolomé Mitre, madre de Bartolito, Delfina, Josefina, Emilio, Jorge y Adolfo.

“Es evidente que algunas personas llevan en sí mismas “criptas”, tumbas a las que han huido muertos mal enterrados, mal muertos, enterrados con secretos no decibles por sus descendientes, o muertos injustos (muertes prematuras, asesinatos, genocidios.)  El comportamiento extraño, la enfermedad o el delirio, encanan con frecuencia a este fantasma y ponen en escena la agitación verbal o los movimientos de un secreto enterrado vivo en el inconsciente de los padres y de los abuelos.”

Anne Ancelin Schutzenberger, “Ay, mis ancestros!”

INT. TEATRO. BUENOS AIRES. NOCHE

Imagen blanco y negro, en un gran escenario, vemos dos poltronas individuales, tres cámaras posicionadas delante de ellas, una de frente, y dos en los costados, al director de fotografía Bruno, en pie atrás de una de ellas, la productora Karen, atrás de las cámaras. Al lado de las poltronas, en cada uno de los lados del escenario, esta Mauro, jeans, camiseta y blazer, y Delfina de Vedia, largo vestido negro y gris de aproximadamente 1870.

MAURO

Bruno, ¿vamos a filmar? ¿Sonido, imagen, todo ok?

BRUNO

Si, todo perfecto.

Karen, ¿puedes darle a Delfina las instrucciones?

KAREN

Sí, por supuesto.

Karen y Delfina van a una esquina del escenario y conversan.

MAURO

¿Está todo bien, Bruno?

BRUNO

Ok, Mauro.

MAURO

¿Podemos empezar?

KAREN Y DELFINA

Sí, podemos.

Vídeo. Imagen en blanco y negro. Tango jazz. Mauro entra por un lado del cuadro, Delfina entra por el otro.

MAURO

Hola, ¿cómo está?

DELFINA DE VEDIA

Bien, gracias.

MAURO

Un gusto tenerla aquí.

DELFINA DE VEDIA

Yo no sé si puedo decir lo mismo

MAURO

(Se sienta lentamente en su silla, mira a la cámara)

¡Delfina de Vedia! Delfina de Vediaaaaaaaaa. Siempre magnífica, siempre imponente, siempre brillante. Es un placer tenerla aquí, una mujer de tal importancia, de gran credibilidad en la sociedad argentina y por qué no, digamos, en América Latina. ¡La primera “Primera Dama” de la historia de la República Argentina! Es ella queridos espectadores. ¡Delfina! Delfina María Luisa de Vedia Pérez, hija del general Nicolás de Vedia, esposa y compañera de vida de Mitre, madre de los seis hijos del presidente, general, poeta, historiador, periodista, traductor y por supuesto, prócer argentino, Mitre, Bartolomé Mitre.  ¿Hoy aquí entre nosotros, lo podemos llamarlo Bartolo?

DELFINA DE VEDIA

Mitre, prefiero que lo llamemos Mitre. Tal vez con la ayuda de una copa de vino, quién sabe, yo le llame Bartolo.  No usted.

MAURO

¿Un poco de vino? ¿Tenemos vino, Karen?

KAREN

Agua y café tenemos… vino….

BRUNO

Recién compré dos botellas en la esquina.

MAURO

Gracias Bruno. ¿Aceptas, Delfina?

DELFINA

Un vaso, sólo uno. Le faltó un detalle en el perfil de Mitre.

Bruno abre la botella. Karen aparece con dos vasos, los sirve y los ofrece a Delfina y Mauro.

MAURO Y DELFINA

Gracias.

Toman un sorbo.

MAURO

¿Cuál?

DELFINA DE VEDIA

Fundador del periódico La Nación.

MAURO

Cierto, un detalle. No muy pequeño, perdón, no vivo en Argentina.

DELFINA DE VEDIA

Lo cual es algo que me conmueve, porque no sé si lo sabes, en varios momentos tuve que dirigir el periódico, en las ausencias de Mitre.

MAURO

No lo sabía, muchas gracias por la información.

(pausa) Delfina, no sé si lo sabes, pero estamos en el año 2021.

DELFINA DE VEDIA

¡Qué horror! ¿Por qué me invocas de nuevo? Ya bastante trabajo me diste con la obra anterior, sobre Jorge.

MAURO

Así que, como estamos en 2021, le voy a preguntar muchas cosas que se dicen de usted, hoy, ahora, en 2021.

DELFINA DE VEDIA

Creo que voy a necesitar más vino.

MAURO

Y también, si no le importa, le voy a preguntar su opinión sobre la Guerra del Paraguay.

DELFINA DE VEDIA

Ya le he dicho que no quiero hablar de ello.

MAURO

De nuevo, aclaro, estamos aquí por serie para la televisión sobre la Guerra del Paraguay. De aquí, de Buenos Aires, seguimos para Montevideo, Asunción para terminar en Rio de Janeiro, entrevistando gente.

DELFINA DE VEDIA

Fue horrible. Eso es todo lo que tengo que decir.

MAURO

Pero usted fue testigo, protagonista, ya que era nada menos que la esposa del presidente de la República Argentina.

DELFINA DE VEDIA

Nunca fui una protagonista. Como en todas las guerras, como en todas las batallas, yo me ocupé de mi familia.

MAURO

Pero su opinión tenía un peso especial. Mitre la debería escuchar con atención.

DELFINA DE VEDIA

No voy a hablar. Tengo recuerdos terribles. Cientos, miles de vidas perdidas.

MAURO

¿Ni siquiera 150 años después?

DELFINA DE VEDIA

No había forma de que Argentina no entrase en la guerra. Eso es todo lo que tengo que decir.

(se levanta)

Pero delante de su insistencia y de su falta de palabra, me veo obligada a retirarme.

MAURO

No, por favor, no. Siéntese. Prometo que no volveremos a tocar el asunto.

DELFINA DE VEDIA

Está bien. No me subestime.

Silencio. Mauro mira al director de fotografía Bruno, que le señala esta todo yendo bien.

MAURO

Delfina de Vedia. A menudo se le ha descrito como la primera dama más sufrida de la historia de Argentina. ¿Qué opina de esta afirmación?

DELFINA DE VEDIA

Nunca me vi como una persona sufrida. Mi vida fue como la de tantas otras mujeres de la época, menos sufrida inclusive que la de varias mujeres de la familia. Por ejemplo, la esposa de mi hermano mayor, Joaquín Felipe, Magdalena Pérez, otra prima, quedó viuda a los 30, 32 años, y tuvo que criar a siete hijos sola, contando sólo con la ayuda de familiares y vecinos.

MAURO

¿Podría darnos más detalles? Me interesa especialmente Joaquín Felipe, el primer hijo del general Nicolás de Vedia, ese hijo mayor que murió joven, en la batalla de Arroyo Grande.

DELFINA DE VEDIA

En 1842, de un disparo en la cabeza, mientras montaba su caballo, en una retirada, ante las huestes comandadas por Oribe y Rosas.

MAURO

Estaba hablando de los hijos de su hermano Joaquín Felipe.

DELFINA DE VEDIA

Muchos años después de la muerte de Joaquín Felipe, ayudé cuando pude a Enriqueta, mi sobrina, la hija de mi hermano. Sobre todo, después que quedó viuda de mi primo José Felipe Baptista Pérez, que murió a una edad similar a la de mi hermano, 35 o 36 años. Enriqueta quedó sola. Tuvo que criar a un niño pequeño, sin padre, “Josesito”.

MAURO

Mi bisabuelo.

DELFINA DE VEDIA

No puede ser tu bisabuelo.

MAURO

Sí, lo es. O era. No sé que es lo correcto, un muerto es mi bisabuelo o era…  Es, ¿no?

DELFINA DE VEDIA

¡Estás bromeando!

MAURO

No lo estoy. Lo juro.

DELFINA DE VEDIA

No lo creo. Esto no es serio.

MAURO

Dejemos ese asunto para más adelante, que le interesa a poca gente. Me interesa volver a mi pregunta:  hoy en día, su persona suele ser vista como una mujer de gran valor, que fue poeta, traductora, casada con un hombre notable, una mujer inteligente y valiente, pero que sufrió mucho, que tuvo una vida especialmente dura, triste, árida. Una mujer sufrida.

DELFINA DE VEDIA

Ridículo. Quien nunca ha sufrido, no ha vivido. La vida en mi época no era fácil para nadie. El continente americano estaba en guerra.

MAURO

Tengo una carta aquí, de Enriqueta de Vedia, su sobrina, tengo varias en realidad, copias que conseguí en el Museo Mitre. Estas cartas no son, por supuesto, parte de las cartas y documentos inéditos suyos que, adelanto ahora frente a cámaras, estoy recibiendo de Montevideo.

DELFINA DE VEDIA

¿Inéditos? Eso no es importante. ¡Todos son inéditos para mí que estoy en el más allá!

MAURO

Karen, por favor. ¿Puedes leer aquella carta de Enriqueta?

Karen se aproxima de Mauro y Delfina, que siguen sentados en las poltronas.

KAREN

Claro, Mauro.  “Montevideo, 15 de enero de 1871. Mi querida tía. He recibido una carta suya y una orden de pago. Le diré que estaba tan necesitada que no sé cómo agradecerle semejante favor”.

MAURO

Me refería a aquella en la que Enriqueta habla de Laura.

DELFINA DE VEDIA

No, quiero saber más de esa carta. Adelante Karen.

KAREN

“Tenía una gran factura atrasada en el médico y ya estaba dispuesta a desprenderme de algunas joyas. Aquí estamos todos en Navidad. Lourdes está muy mal porque perdió a un hijo de 14 años en la batalla del 25 de diciembre. Julia me dice que le diga a la señora que sea tan amable de enviarle un retrato de Emilio y otro de Adolfito”. Fin.

DELFINA DE VEDIA

Emilio, Adolfo, mis queridos hijos. Acepto otra copa de vino, son muchos recuerdos.

Bruno le sirve más vino.

MAURO

La otra carta Karen.

KAREN

La encontré. “Mi querida tía, hace ya muchos días que recibí la réplica a mis palabras de usted, querida tía. “

DELFINA DE VEDIA

Enriqueta no escribía bien.

KAREN

“Los entiendo y son una lección, por mi parte me gustaría imitarla en todo y perdonar las ofensas. Sufro mucho y soy muy infeliz por culpa de mi genio. Le agradezco sus buenos consejos. Mi José me dice que le agradezca sus recuerdos. Voy a darte una triste noticia sobre nuestra pobre e infeliz hermana Laura. Hace cuatro días perdió a su marido tras una corta y dolorosa enfermedad. La infeliz está en la última miseria, la mayor que puede esperar cualquier criatura, con siete hijos. Mi hermana Julia me pide que te diga que siempre te quiere tanto como recuerda a sus primos…”.

MAURO

¿Recuerda la carta, Delfina?

DELFINA DE VEDIA

Sí. Yo le pedía a Enriqueta que mejorara su escritura. No sólo su escritura. Tenia un genio terrible.

MAURO

¿Qué pasó con su sobrina Laura y sus siete hijos?

DELFINA DE VEDIA

No lo sé. Estaban lejos, yo siempre estaba muy ocupada, no escribían.

MAURO

Volviendo a mi pregunta, usted no está de acuerdo con este título de “la primera dama más sufrida”.

DELFINA DE VEDIA

Eso de primera dama no define mi vida. Hay un cierto cliché en la expresión “primera dama”.

MAURO

No cree que lo que le pasó a su hijo Jorge en Río de Janeiro contribuya a que se la recuerde de esa manera.

Silencio.

 

DELFINA DE VEDIA

Cuando pasó lo que pasó, en 1870, Mitre ya no era presidente de Argentina y yo no era, por lo tanto, primera dama.

MAURO

Eso marcó su vida. La lectura de su diario revela un enorme dolor y sufrimiento,

DELFINA DE VEDIA

Es cierto. Pero no olvidemos que tenía otros cinco hijos que cuidar; que mis hijas se casaran y tuvieran nietas; que, lamentablemente, Mitre siguió en guerras y batallas en la década de 1870, como la rebelión contra el gobierno de Nicolás Avellaneda.

MAURO

Muchos historiadores afirman que Mitre encabezó la rebelión contra un gobierno electo y sus proprios aliados, sin estar convencido. Que fue obligado.

DELFINA DE VEDIA

Es cierto. Pero nadie obligaba a Mitre a hacer algo. Tuve que mandar a mi hijo Adolfo a Montevideo para que fuera a la guerra cuando sólo tenía 14 años.

MAURO

Durante esa guerra murió el abuelo del escritor Jorge Luis Borges, el coronel Federico Borges.

DELFINA DE VEDIA

Amigo de la familia, miembro de nuestro grupo político.

MAURO

También uruguayo. Como líder de los “mitristas”, el coronel Borges se lanzó solo a caballo, con la espada en ristre, contra el ejército rival. Fue prácticamente un suicidio.

DELFINA DE VEDIA

En aquellos años, los hombres tenían que mostrar valor todo el tiempo. No había mucha opción: los oficiales capturados solían ser degollados.

MAURO

Volviendo al punto anterior, Delfina, debe estar de acuerdo en que el suicidio de su hijo Jorge impactó a usted y a Mitre de una manera brutal. Tanto usted como el general escribieron y dejaron muchas constancias de ese dolor y de ese duelo. En su momento, debió haber sido dilacerante durante por lo menos dos años, ya que eso fue lo que tardaron los restos mortales de Jorge en regresar a la Argentina.

DELFINA DE VEDIA

Nunca me recuperé de la pérdida de mi hijo.

MAURO

Su hijo, Adolfo, escribió un poema, un excelente poema, permítame afirmar, llamado “El suicidio”, sobre el tema.

DELFINA DE VEDIA

¿Podemos cambiar de asunto? No quiero hablar de ello.

MAURO

Pero eso fue un acontecimiento enorme en su vida.

DELFINA DE VEDIA

Lo que hizo mi hijo fue una tragedia. Y digo aquí, como mujer religiosa y católica que siempre he sido, que fue un enorme error y un mal ejemplo para las futuras generaciones.

MAURO

Tengo otra carta aquí, de usted, Delfina. ¿Podría leerla? Esta sí, completamente inédita, escondida durante 160 años.

DELFINA DE VEDIA

Sí, por supuesto. Leo.

(recoge la carta)

Buenos Aires, 23 de julio de 1861,

Mi querida Dolores,

¿Por qué no me escribes más a menudo? No sabes el placer que me produce saber de ti y de todos vosotros. ¿No sabes que me es imposible escribirte siempre que quiero? Hazme el gusto de dejar a un lado la pereza y de escribirme siquiera una vez al mes. Nicolás te dará noticias de todos.  Ya sabes que Mitre está nuevamente en campaña. Esto me tiene sumamente disgustada porque quien sabe cómo le irá al pobre.

Abraza por mi a tus hermanos y (no sé exactamente que dice aquí) ……….en el cariño de tu prima,  Delfina

Sé que José Felipe y Enrique están muy bien.

MAURO

En 1861 fue la famosa batalla de Pavón, que definió el futuro de Argentina, Mitre por un lado y Juan Justo Urquiza por el otro. La batalla fue prácticamente un empate. Pero por una razón que aún es un misterio, Urquiza se retiró.

(Mauro mira a la cámara)

MAURO

La pelea de Pavón, queridos espectadores, me recuerda a la famosa tercera pelea entre Muhammad Ali y Joe Frazier en 1975. La famosa pelea, llamada en inglés, Thrila in Manila. Norman Mailer escribió un famoso libro sobre el asunto. Ali y Frazer lucharon durante 14 asaltos hasta llegar al agotamiento. En el descanso antes del decimoquinto asalto, Ali le dijo a su entrenador que quería abandonar, que no podía seguir peleando. Sonó el gong, su entrenador le empujó de la silla, Ali subió al ring, Frazier no fue. Ali ganó, pero fue prácticamente un empate. En Pavón, algunos historiadores dicen que Urquiza pudo haber abandonado el campo de batalla porque era masón, al igual que Mitre, o sea, que podría haber habido un pacto masónico. ¿Qué tiene que decir, Delfina?

DELFINA DE VEDIA

No tengo ni idea de quién es Ali, ni Frazer, menos Mailer. Y tampoco puedo opinar sobre la masonería. Las mujeres tenían, y creo que todavía tienen, prohibido asistir a los logias.

MAURO

Sí, es cierto, son organizaciones de hombres, que excluyen a las mujeres. Pero en la intimidad, Mitre puede haberle confesado algo.

DELFINA DE VEDIA

¿Algo discutido en la masonería? ¡Nunca! ¿Qué tipo de investigación histórica ha realizado usted?

MAURO

A veces, en casa, en la intimidad, las parejas confiesan lo que no deben.

DELFINA DE VEDIA

No en mi época. Nuestros mundos estaban muy separados.

MAURO

Creo que a menudo se ha sentido fuera de lugar. Dejada de lado.

DELFINA DE VEDIA

Si. Pero a veces eso puede ser una ventaja.

MAURO

¿En qué sentido?

DELFINA DE VEDIA

Yo me ahorré muchos de los horrores de la guerra. Aun así, vi morir a mi hermano Enrique en el campo de batalla, tuve que ayudar a mi hermano Julio a no morir, mi hermano Mariano murió por las heridas de un cañón que explotó. No hubiera querido ser testigo de más violencia de la que tuve que ser.

MAURO

Pero usted, como mujer, y su familia fueron rehenes de decisiones de los hombres.

DELFINA DE VEDIA

Eso es innegable. Así era el mundo, los hombres iban a la guerra, las mujeres se quedaban en los hogares.

MAURO

¿Le parece bien?

DELFINA DE VEDIA

Así eran las cosas.

MAURO

Sólo los hombres de una cierta clase social tomaban las decisiones.

DELFINA DE VEDIA

Una mujer tenía, en aquella época, entre cinco y diez o doce hijos, eso si no enviudaba antes. ¿Como sería posible dedicarse a la política y a las guerras? Yo recibí una educación especial por parte de mi padre, fui traductora, pero muchas veces tuve alguna persona que me ayudaba en las tareas de la casa, no siempre.

MAURO

¿Y sobre solo ser una minoría que tomaba las decisiones políticas?

DELFINA DE VEDIA

Para ser un ciudadano de una democracia una persona precisa saber leer, escribir, comprender y entender el mundo, tener información adecuada. El proyecto de Mitre y de Sarmiento fue justamente apostar en la educación de la población argentina. ¿Como alguien puede opinar y tomar decisiones sobre algo que no tiene la menor idea?

MAURO

Otra carta.  ¿Puede leerla?

DELFINA DE VEDIA

Faltaba más.

Buenos Aires, 29 de julio de 1861

Mi querida Dolores,

Empiezo contándoles que mis dos hijas, Delfina y Josefina, han tenido nuevas familias estos días. Delfina dio a luz a un niño el 14 de este mes y Josefina a una niña anteayer a las cuatro de la mañana. Ambos están muy bien y sus hijos también, gracias a Dios.

Desde hace unos días tenemos una persona gravemente enferma en la familia. Sabes que Nicolás Vedia, el hijo de Julio, se casó con la hija de Emilio, mi cuñado, pues bien, la enferma es Lola, tu mujer, que está gravemente enferma, tras un aborto. Su estado es bastante grave. Pero aún hay esperanza, de lo contrario será una gran desgracia para toda la familia que quiere mucho a esta niña. Envío una orden de cuarenta nacionales, que recogerás en la oficina del cuñado de Josefina, César Caprile, como se indica en la orden. Recibe, hija mía, esta suma de dinero como muestra de mi afecto de parte de tu prima que te quiere y desearía poder hacer más para aliviar tus necesidades. Creed que siempre pienso en vosotros con el mayor de los afectos. Tu prima, Delfina.

DELFINA DE VEDIA

(presiona la carta contra su corazón)

El nacimiento de mis nietas.

MAURO

¿Ayudaba a Dolores económicamente?

DELFINA DE VEDIA

No sólo ella. También a Enriqueta a y otros miembros de la familia. Pero no me gusta decirlo aquí, fuera del ámbito familiar.

MAURO

¿Enviaba regularmente dinero desde Buenos Aires a Montevideo?

DELFINA DE VEDIA

Siempre que pude.

MAURO

Eso es lo que quería discutir. Usted es vista hoy como una precursora de la élite argentina, del llamado patriciado, de alguien que pertenecía a una clase que ostentaba el poder y era económicamente privilegiada. Alguien que tenía poder y dinero.

DELFINA DE VEDIA

¿Dinero? ¡Dinero! ¡Jajajaja! Los Vedia nunca tuvimos un un centavo. Mi padre murió en la miseria, eso está escrito y documentado.

MAURO

¿Y el poder?

DELFINA DE VEDIA

Mitre tuvo mucho poder, sin duda. Pero, ¿qué pasa con las responsabilidades, y los sinsabores? Mi hermano Julio Fabian también. Mi vida tuvo muchas limitaciones financieras, muchos altibajos. Enseñé a mis hijos a llevar una vida regulada, sin excesos.

MAURO

¿Pero y sus ayudas a Dolores y Enriqueta?

DELFINA DE VEDIA

En relación a algunos familiares, que estaban casi en la miseria, éramos privilegiados, así que siempre ayudaba cuando podía. Pero nuestra situación fluctuó.

MAURO

Así que usted no se ve como una mujer parte del patriciado argentino, parte de una oligarquía.

DELFINA DE VEDIA

No me gustan esas palabras, no me agrada que me clasifiquen así. Yo solía hacer todas las tareas de la casa. Luego, cuando vinieron muchos hijos, tuve a lo sumo, una criada, y ayuda, sí, de familiares queridos, como Dolores, que fue importante para criar a mis hijas. Alquilábamos la casa donde vivíamos en la calle San Martín hasta que se la dieron a Mitre por todo lo que hizo por Argentina.

MAURO

La siguiente carta que quiero mostrar parece que le da la razón, respecto a los bienes y las riquezas. En 1874, o sea, algunos después que Mitre fuera presidente (1862-1868), usted le escribe a su hijo menor, Adolfo…. “¿Mi querido Adolfo…?”

DELFINA DE VEDIA

¿Puedo leerlo?

“Mi querido Adolfo, ayer recibí una lista de posesiones y gastos, con el resultado de ocho patacones a tu favor. Has estado gastando 1.000 pesos al mes, lo que sería mucho para un niño si no fuera porque tienes que comprar ropa. A partir de ahora, tus gastos se reducirán.

(…)  Somos pobres, hijo mío, y con una perspectiva no muy buena; así que tenemos el deber de ahorrar para no ser una carga para nadie, que es lo más triste que puede haber en esta vida. Tienes sentido común, afortunadamente, y no necesito repetírtelo. Un abrazo de tu mamita con ternura.

No gastes en la lotería, es un juego como cualquier otro y es malo acostumbrarse”.

MAURO

En sus textos veo a una mujer fuerte, con un gran sentido del deber y de la disciplina, que educaba permanentemente a sus hijos con rigor,  pero que era, al mismo tiempo, muy cariñosa.

DELFINA DE VEDIA

Educar siempre, con el ejemplo, la palabra, y con mucho amor.

MAURO

Delfina, ha sido un gusto. La seguimos en el próximo número de Extramuros.

DELFINA DE VEDIA

Esto no es un adelanto de tu obra que estrena el 25 de Marzo con una lectura en vivo?

MAURO

Exacto, fuera este diálogo final, lógico, que fue escrito especialmente para este número de la revista, que cumple un año ya.

DELFINA DE VEDIA

Las cosas que me haces decir.

MAURO

Hasta la próxima. Queridos espectadores, los aguardo en el youtube de la rededeleituras, el 25 de marzo, un jueves, a las 20:00.

Publicado originalmente na Revista Extramuros, em 20 de março de 2021. A fotografia foi reproduzida da mesma fonte.